Journey to the west es una novela china del siglo dieciseis y Monkey es el proyecto que Damon Albarn y Jamie Hewlett (los dos en Gorillaz) han creado, junto a un director de ópera chino, para que sea representada en forma de ópera. Casi nada.

Antes de escuchar el disco te imaginas que va a ser algo medio de coña, algo anecdótico, pero al poco rato ya te puedes dar cuenta de que la cosa va en serio. Otra cosa es que te agrade, teniendo en cuenta que escuchas pero no ves la representación. Es de suponer que el espectáculo debe de ser muy divertido y desde luego ambicioso, pero escuchar el disco a pelo resulta muy aburrido.
22 cortes de lo más variado, tenores chinos imitando la voz de un cerdo, melodías orientales de lo más naif, electrónica de juguete, música de circo, un sintetizador que chirría... e incluso algún momento cercano a aquellos pasajes instrumentales que aligeraban la ironía y la broma en aquella maravilla que fue ¨Parklife¨. De pop ni hablar.

Y éste es sin duda el valor de esta clase de obras de Damon Albarn (ya lleva unas poquitas), un constante ir y venir de referencias que le sacan de cualquier categorización que se nos pueda ocurrir.
Se suele decir de él que fue el mejor autor de la generación brit que nos tuvimos que tragar hace ya muchos años, yo no lo discuto hay quien sí lo hace, pero lo que no se le puede negar es su inquietud creativa.
Trabajar con músicos de culturas e intenciones dispares le ha permitido integrar ,de una forma natural y nunca impostada (como le sucede a la casi totalidad e los músicos pop cuando quieren ampliar horizontes), sonidos absolutamente alejados de su origen brit en cada uno de sus proyectos.
De esta inquietud no podemos esperar grandes trabajos de forma regular, así que junto a obras gloriosas como ¨The good, The bad and The queen¨ o ¨Mali Music¨ pues nos encontramos con otras que , al menos a mí, parecen anécdotas.
De algún modo este el caso, Monkey es una gran anécdota en su discografía.

Ahora si la ponen por aquí no me lo pierdo.

Julien Sorel les premia con un 7.

He de reconocer que me ha costado. He estado semanas con el disco esperando y no me decidía. Todas las tardes lo veía ahí, en el escritorio y siempre decía "buf, mañana lo escucho". Pues bien, ha llegado el día. Haciendo un esfuerzo improbo, este critico de tu blog amigo, llevado por el espíritu de ayuda a la comunidad que nos rige, ha escuchado este disco, para que tu, querido lector, no tengas que hacerlo.

Frank Sobotka le da un 2.