Muy buenas señoras y caballeros, soy el Señor Hijo de Puta, probablemente me conozcan por alguna de mis múltiples acciones como la subida del precio del barril de petróleo hasta niveles inconcebibles, la guerra de Irak (mira que me costó convencer a Jorgito w.), las moscas en verano ó la inclusión de MIKA en el cartel del FIB HEINEKEN.

El asunto a tratar esta vez es la aparición sobre la faz de la tierra de un nuevo engaña bobos bajo la apariencia de LP, y que lleva el nombre de antídotos (Antidotes, Transgressive Records (UK) Sub Pop (US) ) perpetrado por una banda llamada POTROS (FOALS, en inglés).

Para ponerles en situación, les diré que son 5 pringaos de Oxford (como Radiohead, primer dato significativo ) y cuyo cantante lleva el peor peinado de la historia de la humanidad (tarde o temprano será juzgado por crímenes contra la humanidad, ya que poner de moda algo entre los maricas fashion debería estar penalizado por el código civil, por cierto, el amigo Richie Hawtin tampoco se libra) además de tener prohibido subir a las atracciones de PORT AVENTURA debido a su estatura, y tener un nombre de yogur (Yannis Philippakis en concreto).

Toda esta serie de datos son necesarios para poder valorar en su justa medida un disco. Por ejemplo, el hecho de que sean ingleses ya hace que se disparen las primeras alarmas, todo el mundo sabe que ahora mismo para hacer algo interesante tienes que ser Australiano, Canadiense, o como mucho de Brooklyn (el resto de Nueva York ó EE.UU. no cuentan) con lo cuál ya está claro que lo que te quieren colar es alguna mierda dentro de las tres posibles que suelen salir por aquellas tierras:

a) GARAGE-ROCK
b) POST-PUNK
c) Pop-saltarín

En este caso es la segunda, y es que amigos, la batería trotona no engaña (enlazando además con la cuestión equina del nombre del grupo).

El segundo dato es la cuestión de las pintas, nada más verles el careto (y sus correspondientes cortes de pelo) sabes que van de “no nos importa la cuestión estética, pero vamos al estilista, en vez de al peluquero o en su defecto, a la barbería del pueblo” con lo que se deduce que encima de vendernos minutos insustanciales de música, lo harán con coartada intelectual, doble delito pues.

Pero vamos a desgranar el disco canción por canción, para que luego no digan que los críticos no escuchan los discos:

The French Open: Inaugura el disco, y con esta carta de presentación ya sabes por donde van a ir los tiros en el 80% del disco. La mencionada batería trotona, las guitarras haciendo arpegios por su cuenta, un saxo de adorno y que no aporta demasiado y la canción cantada a coro cervecero, por supuesto, al tener el consabido ritmo, hará las delicias de todo brit-popero de turno que piensa que Gang of Four es una serie de los 80 que emitían en la BBC 2.

Cassius: Pues es prácticamente igual que la primera, pero aquí aceleran un poco más el ritmo, por lo que se supone que tiene que ser “cool”, y las letra se repite cual mantra para favorecer la sensación de bucle, naturalmente ha sido publicada como sencillo.
Red Socks Pugie: Empiezan con el tempo más lento, y los teclados y sintetizadores toman el protagonismo (aparte de un molesto loop de batería) para al cabo de un minuto acelerar el ritmo y atacar el estribillo, que no están para tonterías los chavales, luego vuelta a empezar y la cosa no les queda del todo mal, de no ser porque cualquier persona con más de cuatro discos originales en su casa anteriores al 2000 ya ha oído esta canción en otras mil bandas.
Olympic Airways: Los tíos no se bajan de la burra (bueno del potro) y siguen dando la brasa con los medios tiempos a base de arpegios de guitarra y estribillos coreados a varias voces para culminar en una pequeña explosión al más puro estilo “shoegazer” y vuelta a empezar. Ya empiezan a aburrir.
Electric Bloom: Pues nada, ahora han debido de pensar: “cambiamos un poco el compás de la batería, que ya empezamos a oler, pero como se no nos ocurre una nueva melodía, metemos arreglos de teclados y nos marcamos una letanía vocal sosa, pero con letra profunda ojo”.
Balloons: como el invento anterior no les ha funcionado, vuelven a las andadas con absolutamente TODOS los elementos anteriormente utilizados, cambiando la letra y metiendo algún arreglo distinto con el teclado, la cosa empieza a pasar de castaño oscuro.
Heavy Water: Joder y tan “heavy” , un tostón de cuatro minutos donde emplean su modelo de canción B: un “loop” de batería con el tempo más lento que el modelo A, y una voz monótona recitando hasta la saciedad un texto coñazo, luego intentan arreglarlo acelerando el ritmo pero no saben donde tirar así que meten el saxo y los teclados que no les lleva a ningún sitio.
Two Steps, Twice: Venga ahora toca un juego de guitarras a base de punteados, que eso siempre queda bonito y la batería cabalgando alegremente, paramos, subidón subidón para las discotecas indies y un infalible “pa para pa para” con los puños en alto, y vuelta a empezar, a lo tonto ya hemos cubierto el expediente y a otra cosa mariposa.
Big big Love (Fig. 2): Prefiero no saber que han hecho con la Fig. 1, pero el caso es que por lo menos aquí deciden que ellos tienen su corazoncito, y se marcan algo parecido a una balada épica, al más puro estilo Bloc Party, que a su vez no era más que un refrito del parate del legado de Mogwai, que a su vez era un refrito de……bueno mejor lo dejamos así que esto podría ser eterno. El caso es que pasan los cinco minutos de la canción y parece que no han dicho nada.
Like Swimming: Minuto y medio de instrumental insustancial con palmas incluidas y que poco aporta a un disco ya de por sí pobre, da la sensación de que lo utilizan para afinar las guitarras (es un decir) y que acaba como si tu reproductor de cd se acabase de estropear, y así poder enlazar con la siguiente canción.
Tron: Bueno, pues por fin ya está aquí la última canción, y no precisamente la que va a salvar el disco, empieza con la consabida guitarra, un par de ritmos electrónicos, para mutar a continuación a lo de siempre, la batería cabalgando encima de los punteos de las guitarras y cuando se aburren pues meten el bajo.

Lo peor de todo el asunto, es que no solo el disco no aporta nada nuevo al panorama musical, sino que encima es soso como pocos, además de que probablemente todo aquel que defienda este disco dudo que tenga mas de 4 canciones suyas metidas en su iPod (y encima se las habrá bajado por recomendación de alguna revista de tendencias, o lo que es peor, algún blog).

El Señor Hijo de Puta le da...

· Si tienes al menos 1 disco de unos viejales que se llaman Neu! y piensas que al disco de Battles le sobra la mitad: 3.9

· Si por el contrario piensas que último de Bloc Party es una obra maestra incomprendida: 7.7

Evidentemente, si te encuentras en el segundo grupo y tienes más de quince años deberías replantearte gran parte de tu miserable existencia.

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